Celofán

El dolor sembrado en mi interior hace que me doble. Cierro fuertemente los ojos, tratando de olvidar el dolor a través de otro dolor; sufro espasmos, el interior de mis tripas se comprimen; no hay dios en esta envoltura dolorosa, de celofán. Me aprieto el vientre, sudo. Luego me levanto, crujo, alzo la vista y me miro desaparecer al interior del espejo.

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