II
Un hombre, atrapado
en una isla del mar del norte, se ha dedicado durante los últimos diez años a
contar todas y cada una de las rocas que conforman su isla. Caminando de una
orilla a otra, bordeando innumerables veces el estrecho territorio con los ojos
atentos en las piedras, llevando la cuenta en un viejo cuaderno de
pastas verdes; no importándole el horripilante clima, las heladas, la lluvia de
granizos, el hombre cumple la tarea que se impuso con la esperanza de que al
final no queden más pensamientos al interior de su cabeza, que sólo piedras
grises y negras.
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